LA MIRADA ARTÍSTICA


Hay lugares que parecen contener la pugna entre el bien y el mal, esa lucha constante y rutinaria a la que cada ser humano se enfrenta a diario, la misma que, a veces, se debate en campos de batalla entre la ruin y mezquina avaricia y la esperanza en un porvenir más justo y solidario, entre la crueldad y la generosidad, entre la mentira y la verdad. 


San Ginés de la Jara orando ante el viento de levante
¿Quién fue San Ginés de la Jara? Todavía los especialistas difieren en el origen y la procedencia del mártir cuya santidad fue reconocida por el papa Pablo III en 1541, estableciendo el 25 de agosto como fecha de celebración de los oficios religiosos.

La bibliografía existente es escasa y, sobre todo, confusa. Fray Leandro Soler cuenta que vino de Francia allá por el año 800. Naufragó en las costas cartageneras, salvando milagrosamente la vida, y llegó al Monasterio que lleva su nombre. 

Sin embargo, Torres Fontes cree que el copatrón de Cartagena es San Ginés de Arlés, escribano público de dicha ciudad en el siglo III y martirizado por confesar abiertamente su fe.

Muchos autores, entre ellos Francisco Henares Díaz, coinciden en afirmar que era sobrino de Carlomagno, hijo de Roldán Magno, rey de Francia. Esta versión narra que arribó en Cabo de Palos y se adentró en el Monte Miral, donde vivió como ermitaño hasta su muerte.

La mano, cubierta con trapos, sujeta una vara de olivo
Su santidad adquirió tanta popularidad que su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación y devoción. Los milagros se suceden y, en el siglo X, se convierte en el abogado contra todo mal.

Protector de las labores agrícolas, los viticultores nombraron a San Ginés de la Jara su patrón, pero los navegantes se encomiendan a él cuando arrecian tormentas y corren peligro de naufragio. Se le adjudican milagrosas curaciones, especialmente de hernias infantiles y hasta cuentan resurrecciones.

Sea cual sea su origen, él, San Ginés de la Jara, es nuestro San Ginés, cuyo inmenso amor a Dios muchos creen que todavía mora en el Monte Miral ó en el Monasterio. Mientras otros, aún hoy, buscan sus santos restos y hasta escondidos tesoros en un enclave cultural dejado, nunca mejor dicho, de la mano de Dios, preso del olvido y la desidia de autoridades y ciudadanos pese a que contiene dos Bienes de Interés Cultural (BIC).


Todavía en proceso... Pablo Camps modela un San Ginés de la Jara nunca visto pero en la posición que el artista supone habitual en la vida del santo. Un San Ginés que reza desde el Monte Miral, "frente al Mar Menor, en un amanecer de primavera, sacudido por el viento de levante y su amor a Dios".



¿Qué tiene San Ginés de la Jara que no tenga otro santo? Ignoro la respuesta pero es evidente que confunde igual que embelesa.



EL BUSTO DE SAN GINÉS DE LA JARA.


Éste es el rostro que imaginan las manos de Pablo Camps, fascinadas por el singular encanto del enclave cultural de San Ginés de la Jara y la bondad de su morador, copatrón de Cartagena. 





Un muchacho cartagenero, por obra del destino o de la casualidad, lo hizo patrón de la ciudad portuaria en 1677. Una terrible epidemia azotaba a la población infantil y el Ayuntamiento quiso encomendarse a su patrón o patrona pero no encontraron documento alguno que lo mencionara. Decidieron colocar en una cántara papeles con nombres de santos para elegir uno entre ellos, salió el suyo y fue proclamado patrón de Cartagena.

Busto de San Ginés de la Jara. modelado por Pablo Camps.


















El conjunto de San Ginés de la Jara se compone del Monasterio, también llamado en algunos textos Convento de San Ginés de la Jara, y las ermitas del cercano Monte Miral ó Cerro de San Ginés. Uno de los BIC que contiene se encuentra en el interior del Monasterio, de propiedad municipal. El otro son las ermitas, de propiedad privada.

Si quieres, puedes recorrerlo pinchando el enlace, incluso contemplarlo escuchando la música que te apetezca porque aquí te encontrarás a solas con el silencio. Quienes todavía no lo conocen, quizás adviertan que San Ginés de la Jara es mucho más de lo que sus ojos ven porque las sensaciones traspasarán la pantalla y le envolverán con su mágica espiritualidad.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&NR=1&v=UASDYxcznF8


     Fachada de la Ermita de Los Ángeles. Monte Miral.
Dice la leyenda que la levantó el santo ayudado por ángeles.

ENTREVISTA AL ESCULTOR EDUARDO MAZARIEGOS

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=K2ckJvPGQXE

Una escultura de Mazariegos 

con connotaciones mágicas.

“SOLO HE SACADO EL SAN GINÉS QUE HABÍA DENTRO”



NANY  MARTÍNEZ

¿Cuántos años tiene? Sesenta

El ciprés de origen, digo. Es centenario. Unos doscientos, trescientos años.

¿Por qué un ciprés? Porque es el árbol de los cementerios. Su madera no se corrompe, ya era utilizada por los egipcios en los sarcófagos y es también la madera de los féretros de los papas. Además, este ciprés procede de la zona de San Ginés de la Jara… Tiene connotaciones medio mágicas.

¿Mágicas. Acaso habla? Pese a que la madera es como el hueso, esta madera hablaba, sigue hablando porque la escultura está sin terminar.

Si la madera le hablaba, le habrá resultado fácil tallarla. Ella me guiaba pero la obra está hecha totalmente a mano. Requiere mucho oficio, muchas horitas. La primera fase es el resultado de tres meses de trabajo y calculo que todavía me quedan dos o tres más para acabarla. Escuchar la madera también lleva su tiempo. A veces se calla, reposa antes de continuar su charla.

¿Qué le falta? Está inspirada en las esculturas antiguas. Es mitad madera, mitad policromía. Falta completar el rostro, policromarla y luego se hará en bronce.

Policromada, ¿en qué colores? La corona irá en dorado y las jaras que cuelgan de la vestidura irán en blanco, amarillo y morado, el color de la Teucrium Carthaginense, especie en extinción propia de los montes del litoral entre Cartagena y Cabo de Palos, donde se encuentra el Monte Miral y en él  la ermita de Los Ángeles, la que habitó el Santo. La jara morada es la del  enclave de San Ginés de la Jara.

Y a mí que me da que este San Ginés está sonriendo, ¿qué es lo que le hace gracia? No lo sé. Sólo he sacado el San Ginés que había dentro. Todavía tengo que desvelar su cara.

¿Cómo se imagina al Santo? Creo que él era guerrero pero se hizo santo y su casco se convirtió en corona, corona de oro tocada por la mano de Dios. Los cinco orificios de la corona son, precisamente, los dedos de Dios.

Parece un santo coqueto, como un ángel, sin sexo definido, con larga y espesa barba pero cierta feminidad.  Ahora que lo dices… Si, es cierto. Es coqueto pero es visceral y es bueno, un ser humano esencialmente bueno.

¿Hacia dónde camina San Ginés? Porque da la impresión que va a echar a andar en cualquier momento  Hacia allá, hacia San Ginés de la Jara, hacia el litoral cartagenero, hacia el lugar donde yo mismo quiero residir cuando me retire. 

Interior de la capilla del Monasterio de San Ginés de la Jara.
Foto: Juan Carlos Ortega. 9-12-2010.

Estucando a 
San Ginés de la Jara

Mes y medio más tarde de la entrevista a Mazariegos, ya en febrero de 2012, el escultor y pintor soriano estuca su San Ginés de la Jara, completando la que, sin duda, será la escultura en madera más simpática, mágica y espontánea del patrón de los viticultores.

Jaras de todos los colores, blanco, amarillo y violeta cuelgan de la túnica. Con su particular mirada, Eduardo Mazariegos policromará la figura del santo narrando la historia de una transformación, la del guerrero que se hizo santo.


Es un privilegio que el escultor nos permita contemplarlo en su taller.

Vemos a San Ginés entre sus hermanos, hijos de la creatividad     de su autor. 

Los rostros, el colorido, las formas tan características de un terrícola que parece salido de otro planeta en el que también hay vida humana.





Ni siquiera los especialistas concluyen en una definición única del arte. Para los profanos, quizás, el arte es ese talento indescriptible que consigue provocarnos sensaciones, que nos alcanza cual rayo sacudiendo el interior, aquello que no se ve, que sólo se percibe a través de una obra. 

Las obras si podemos verlas, tocarlas, olerlas, saborearlas o escucharlas, si son materiales pero cómo se llega a realizarlas... Conocer el proceso es, a veces, tan admirable como su resultado. Te sugiero un viaje por el interior del San Ginés de la Jara que realizó la escultora barroca Luisa Ignacia Roldán, conocida como La Roldana.

http://www.getty.edu/art/exhibitions/roldana/video.html

San Ginés de la Jara según LA ROLDANA


Monasterio de San Ginés de la Jara. Cartagena.
Foto: Juan Carlos Ortega

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