RESTAURACIÓN


La restauradora Ana María Sierra descubrió los pies del Cristo de la Cruz Estandarte de la Cofradía Marraja


Bajo barnices oxidados, repintes y masillas, estaban ocultos los pies del Cristo de la Cruz Estandarte de la Cofradía más antigua de Cartagena, la Marraja, una reliquia de autor desconocido que data del siglo XVII y procede del desaparecido convento dominico que había en la ciudad. La pintora Ana María Sierra, en 2009, afrontó el reto de restaurar éste óleo sobre madera que padecía numerosos astillamientos, desgastes de color, negros repintes sobre pintura negra, perforaciones y mutilaciones. Pese al grave deterioro que sufría la pieza, ella consiguió un resultado comparable con el prodigio que obra un buen cirujano plástico. No sólo implantó sus propios pies al Cristo sino que recuperó también las aureolas del crucificado y la Virgen.



              



Quienes jamás hemos acometido semejante tarea, sólo podemos alcanzar a valorarla siguiendo el proceso que marcó un antes y un después de
 la intervención de Ana María Sierra. 



El rostro de Cristo era la zona más dañada. El soporte leñoso, debido quizás a un fuerte golpe en el extremo derecho del anverso de la cruceta, agonizaba y ella  prefirió confiar su restauración a otro gran experto, Enrique Barcala Belloz. 

Hubo que desmontar la traviesa, eliminando el clavo que la unía al listón vertical, y tras un exhaustivo, paciente y cuidado tratamiento, Enrique Barcala obró lo que a los ojos del espectador profano parece imposible, una superficie leñosa homogénea, lisa, totalmente plana, sobre la que iniciar la restauración pictórica.





Detalle de la zona astillada












La Cruz Estandarte marraja había sido restaurada la vez anterior por Javier Bernal a principios de los noventa. Ana Mª Sierra, antes de empezar la intervención, tenía que saber, exactamente, a qué se enfrentaba. La exposición a la luz ultravioleta fue la prueba complementaria que le confirmó el diagnóstico del primer reconocimiento que ella hizo en su taller.


Las manchas oscuras, como de azulete, corresponden a repintes y la luminiscencia verdosa a barnices, claramente visibles en la macrofotografía. 

Los barnices cubrían las superficies más oscuras y perfilaban las imágenes que, exentas del barniz, aparecían casi recortadas. 



La movilidad de tres espigas de madera, colocadas en la cruceta en restauraciones anteriores, habían levantado estucos.


Los daños eran considerables y se sucedían por toda la pieza. "Un mes de trabajo intensivo en el que no hubo fin de semana libre", se pasó la Cruz Estandarte marraja en el quirófano de la restauradora.

"La limpieza es la etapa más comprometida en el proceso de restauración", comenta Ana Mª Sierra. "Hay que ir poco a poco, capita a capita levantando lo añadido para descender hasta encontrarte con la pintura original que, en este caso, puede que fuera un temple. -Tuve esa impresión pero no encargué un estudio de color ni utilicé refrectografía infrarroja para ver la pintura subyacente por lo que no lo puedo asegurar-... De repente, te encuentras con un goterón de cera y piensas: voy por buen camino! Sigues avanzando lenta y cautelosamente y siempre, ante la duda, la máxima en restauración es conservar, no atacar. Hay que estar muy seguro del paso que vamos a dar antes de atreverse a eliminar algo. A veces, la incertidumbre se convertía en una auténtica pesadilla".

Rostro y torso de Cristo tras la restauración.

Debido a limpiezas agresivas anteriores, toda la superficie pictórica estaba muy abrasionada. La utilización de productos químicos, como disolventes, es útil en el proceso de limpieza siempre y cuando se encuentre el producto capaz de limpiar sin desgastar o alterar la pintura original.

Observa la "macro" de la Virgen antes de la restauración. Al exponerla bajo la luz ultravioleta, se comprueba lo que incluso sin ella es evidente.


Verdes que señalan barnices y manchas oscuras que denotan repintes puntuales, repintes negros sobre fondo negro, todo un reto para el restaurador, obligado a "adelgazar" las sucesivas capas superpuestas en intervenciones anteriores,  sin eliminar el fondo original.

Las capas añadidas habían ido "recortando" las figuras falseando sus perfiles, solapando incluso el aureola del Cristo y de la Virgen. 

Ana Mª Sierra fue quitando lo que habían agregado otros, lo hizo con tiento, con sumo cuidado y concentración, adentrándose suavemente en lo desconocido, ignorando qué iba a encontrar en la pintura subyacente. 

"De pronto, aparece algo que no se veía, lo oculto, y vives ese momento como un auténtico descubrimiento. Es una sensación difícil de describir pero recompensa todo el esfuerzo, una grata satisfacción que, además, sabes que sorprenderá también a quienes te han encargado el trabajo", explica la restauradora. La sorpresa fue mucho mayor al contemplar, por primera vez, los pies del Cristo.











El proceso de restauración del reverso de la Cruz Estandarte fue más homogéneo porque presentaba una película continuada de barniz. La figura original también es más sencilla pero no por ello el proceso resultó menos interesante.



El barniz del reverso no fue completamente eliminado sino reducido a límites que no pusieran en peligro la pintura original. Según la restauradora, "no  pude erradicarlo totalmente por el riesgo obvio que  suponía pero si lo adelgacé lo suficiente como para apreciar el color gris oscuro y más transparente de la pintura subyacente". 


Algunos daños son irreversibles y como en restauración se trabaja con la psicología de la percepción, "tampoco debe saltar a primer plano, a la vista, lo que no es figura", comenta Ana Mª Sierra. "Hay que recuperar hasta que se pueda, sin alterar, sin llamar la atención sobre lo que no debe resaltar". 

Tras la limpieza de la película pictórica, se consolidó la estructura de la traviesa, que había sido desmontada para poder restaurar el soporte leñoso. Una vez recompuesta la Cruz Estandarte, la restauradora estucó las carencias y comenzó la llamada "reintegración cromática", utilizando el "rigattino" -a rayas- en las zonas más amplias, y la técnica "a punto" para las de menor tamaño.

El resultado final, sorprendente, un auténtico milagro realizado en el taller de una restauradora admirable. 










La transformación del reverso también habla por si sola. La fragilidad de unos trazos espontáneos, "tan audaces, tan frescos", maravillaron a quien llegó a contemplarlos en todo su esplendor, con la naturalidad y la gracia original que había quedado sepultada con el paso de los siglos y de las restauraciones que a lo largo de centurias haya padecido.






La restauración es un trabajo fascinante, capaz de dejar una pieza como nueva pese a que sea centenaria. Se necesita paciencia pero también conocimiento. Formarse es imprescindible. El  Centro de Restauración de la Región de Murcia tiene una página muy interesante en la red, allí puedes profundizar en las restauraciones que se han realizado en los últimos años, entre ellas la de la escultura de Santa Catalina de Alejandría, una talla en madera policromada que data del siglo XVI, también de autoría desconocida y restaurada en 2008 por Ana María Sierra. Abajo tienes el enlace del vídeo sobre dicha restauración.


En la VIDEOTECA de la Web del Centro de Restauración de la Región de Murcia encuentras vídeos como el siguiente, sobre la restauración de obras pictóricas:

El restaurador es artista, artesano, pseudociéntifico en nuestros días, pero no es un creador. Centra su esfuerzo en frenar el deterioro y recuperar la belleza original pero sin aportar nada propio a la pieza. Su labor, silenciosa y metódica, requiere técnica, precisión, introspección en la obra que, en ese momento, queda por completo a expensas de su juicio honesto y exento de la individualidad de quien la restaura. 

Advierto que la calidad del vídeo es buena pero algo marcha mal, le cuesta cargarlo y la reproducción "se atranca" pero si tienes paciencia, la segunda vez que lo reproduces, como ya está cargado, sale "del tirón".

Ana María Sierra además de ser restauradora, debidamente titulada, es también pintora. Si quieres ver qué consigue con sus pinceles cuando, libremente, crea, mira su página en el blog.

No hay comentarios:

Publicar un comentario