domingo, 18 de noviembre de 2012

SAN GINÉS DE LA JARA SEGÚN MAZARIEGOS

El escultor soriano Eduardo Mazariegos ha terminado su San Ginés de la Jara, tallado y policromado sobre madera de un ciprés de la zona, exhala ese aroma característico tan difícil de definir como penetrante, un olor que queda impregnado en las manos de quienes acarician cuanto con ellos se hace.  La corona, cubierta de pan de oro presenta la huella, el hueco dejado por "los dedos de Dios", así lo quiso el artista que ha vestido al santo de jaras moradas, las típicas del litoral cartagenero que va de Portmán a Cabo de Palos. Canoso de largo pelo y barba, cejas pobladas y ojos claros que miran con cierto asombro - yo diría que también con tristeza- no sabemos qué, absortos en sus propios pensamientos. Nariz quizás rota por los avatares de la vida que finalmente le llevó a recluirse junto al hoy Monasterio de San Ginés de la Jara, arriba, en el monte Miral, en una de las ermitas desde la que alzar sus plegarias a Dios. Santo que más tarde fue venerado por moros y cristianos. 

Es su particular visión artística sobre el copatrón de Cartagena, ermitaño orante al que se le atribuyen varios milagros. El culto al santo puede proceder incluso de época visigoda. Un manuscrito del siglo XV que narra la vida y milagros de San Ginés de la Jara, estudiado entre otros por Varela Hervias, atestigua el culto al santo por parte de la población islámica paralelo al que le rendían los cristianos. En dicho documento se hace referencia a cuatro milagros que por su contexto histórico podría situarse en la Murcia islámica de los siglos del VIII al XI.